30/11/16

Count Dracula (1977)

  
Hoy rescatamos esta producción de la BBC dirigida por Philip Saville y considerada una de las versiones más fidedignas de la novela original. Aunque el Conde al que da vida el actor francés Louis Jourdan parezca más un clérigo que un vampiro, no hay que subestimar los ínfimos destellos interpretativos -demasiado comedido, quizá- que le convierten en una referencia del género. Con un metraje cercano al de muchas películas actuales (150 minutos), esta miniserie ha sido redifundida en tres ocasiones desde su estreno en 1977, durante el período navideño, lo cual coincide con esa connotación ñoña y petulante que le otorgan los críticos: Count Dracula "deja un vacío en medio, como el de un vampiro descafeinado tras un tratamiento reparador, que destaca al amante a expensas del demonio". Steve Calvert ha destacado el film como "la mejor versión de la novela de Stoker: pocos actores han interpretado el papel de Van Helsing de una forma tan convincente -en alusión a Frank Finlay- y este Drácula rezuma una clase de maldad más silenciosa, calculada y segura, marca de la casa".

A pesar de sus tropiezos, de lo anticuado de sus planteamientos y del uso de unos efectos especiales que terminan arruinando visualmente al film, muchos coinciden en destacar la interpretación como su mayor activo, situando a estas producciones para la televisión más cerca de las tablas que del celuloide. Count Dracula utilizó el formato de película para rodar los exteriores y vídeo para los interiores, lo cual otorga ese halo de baja calidad frente a la cult movie, lo cutre frente a lo kitsch y, en definitiva, prestaremos más atención a las partenaires del vampiro que a él mismo, pues no será hasta el final cuando se le pueda ver definitivamente en acción.



© Del texto y traducción. Fuera de Contexto. 2016.

24/11/16

Esos otros 'vampiros': Victoria Vanatter

Victoria Vanatter (Greene County Jail's photo).
Al parecer, todo comenzó tras una conversación sobre vampiros. El pasado 23 de noviembre, Victoria Vanatter, de 19 años, fue detenida por la policía de Springfield (US) después de apuñalar a su novio y habiendo accedido a su deseo de beber la sangre que manaba de un pequeño corte practicado en el brazo. Según el Springfield News-Leader, ambos se encontraban en el domicilio de Vanatter, quien intentó impedir que su novio abandonara el apartamento por temor a ser arrestada. De hecho, Vanatter habría llamado al servicio de emergencias 911 para alertar de que un hombre estaba sangrando en el interior de su vivienda. Sin embargo, la mujer "habría tenido algunos pensamientos vampíricos antes de apuñalar varias veces el hombro de su prometido", señalan.

La policía también encontró un corazón garabateado con sangre en la pared y las palabras "I'm sorry", antes de ser prevenida por Vanatter, que reconoció los hechos y advirtió a los agentes sobre "la amenaza que supondría para la sociedad un potencial asesino en serie como ella". También se encontró un corazón en la cocina y una cruz dibujada con sangre en el pecho del joven, el cual, sin embargo, "no se mostró cooperante con la policía al indicar que las heridas se las produjo él mismo".

Ambos bajo los efectos del alcohol fueron atendidos en el hospital, mientras que Vanatter sería trasladada posteriormente a la prisión del condado de Greene acusada de agresión en primer grado y con cargos bajo fianza de 150.000 dólares. Vanatter se ha declarado no culpable, alegando que también sufrió varios golpes durante la discusión. Pero los investigadores sostienen que la mujer "se infligía cortes habitualmente para beber su propia sangre" y que, a pesar de haber prestado su consentimiento en tales prácticas, "ya había sido condenada previamente en dos ocasiones por incidentes similares".

La mujer, que se encontraba en libertad condicional en el momento de los hechos, admitió que los dibujos encontrados en su domicilio fueron realizados después de apuñalar a su novio.



© Del texto y traducción. Fuera de Contexto, 2016.

11/11/16

Necrológica: Francisco Nieva

En el teatro de Nieva, no podía faltar el vampiro.
Ayer fallecía, a los 91 años, el dramaturgo, escenógrafo y director de escena Francisco Nieva. Definió su teatro como “vida alucinada, jubiloso furor sin tregua”, y así lo recoge El País en su artículo dedicado a este ciudadrealeño. La obra de Nieva "nace con voluntad transgresora y alegórica, con el choque de la religión y el sexo como uno de sus ejes, y se caracteriza por un lenguaje muy rico, repleto de imágenes sorprendentes, en el que combina con gran brillantez las improntas del barroco, el romanticismo y la vanguardia, tamizadas por un humor grotesco y esperpéntico".

El 28 de mayo de 1993, estrena Nosferatu en la madrileña Sala Olimpia (actual Teatro Valle-Inclán y segunda sede del Centro Dramático Nacional, donde cuenta con su propia sala en una disposición tradicional a la italiana). Aquelarre y Noche Roja de Nosferatu (1961), germen de la historia, solamente había sido representada por pequeños grupos de teatro independiente, para ser reconocida treinta y dos años después por la crítica y el público asistente. Esta reópera "no deja de ser una obra innovadora y sorprendente y apunta una estética teatral que, como casi todas las de Nieva, rompe con lo establecido y provoca la admiración de los espectadores. [...]. La estética del cine mudo alemán inspira el escenario, especialmente el film de Murnau, La reina Kelly, de Ströheim, o La calle sin alegría, de Pabst.

Nancho Novo caracterizado como Nosferatu (Foto: Chicho).
El tema central de la obra ofrece una visión apocalíptica: el final de un mundo organizado y burgués, que ha provocado la Primera Guerra Mundial, sustituido por el deseo, el sueño y el afán constantes para romper con lo establecido. En palabras del autor, “Nosferatu toma como pie ambiental la vida, la literatura, el teatro y la historia centroeuropea de entreguerras, trufado de opereta y con la fundamental presencia del cine, que en esos tiempos cobraba tanta fuerza de sugestión sobre los públicos […]. Y no sólo eso, sino la pintura de los expresionistas, el cubismo, el art decó, la música de Stravinsky, la de Kurt Weill, etc. Se trata de una evolución doliente, melancólica o enfática del primer cuarto del siglo XX”. La Viena de los años cincuenta es un excelente marco para que surja casi inconscientemente todo el complejo mundo de afanes, sueños y fantasmas que pueblan Nosferatu. Tras un ruido de campanas y cadenas aparece en escena el Aprendiz, cargado con el ataúd de Nosferatu. El Aprendiz también lamenta su suerte mientras se yergue la figura cadavérica del vampiro para anunciar el comienzo de la tentación que pretende expandir por todo el orbe. Prostitutas, verduleras, militares e incluso una reina completan el plantel de arquetipos con sus anhelos de amor, tendencias suicidas o autoridad fingida e ignorada. "La llegada de la reina Kelly, acompañada por el coro del Madrigal, calma los ánimos. Sorprendentemente, se ofrece para ser mordida por Nosferatu y así formar parte de los poseedores de la desesperación trascendente ante el asombro del Madrigal y del Gran Marcial. Todos los demás la aclaman como a una de los suyos. El puro mal -dice el vampiro- te levanta como nos levanta a todos por encima de la miseria".

Montaje de Ernesto Caballero en 2012 (Foto: J.L. Raymond)
Según se desprende de algunas de las acotaciones del texto teatral, "Nosferatu coincidió a su modo con el teatro coral al estilo del Living Theater o del Bread and Puppet, y con otras empresas que entonces se formaban en la sombra, como el teatro de Kantor. La comedia aristofanesca tiñe más ostensiblemente una obra dirigida a un lector específicamente europeo. En general, Nosferatu se presenta como una fiesta ritual: a pesar de sus apariencias, subyace un fondo de gravedad; existe como un distanciamiento mítico entre los actores y el público. Todos los personajes son emblemáticos de algo, como en la propia tragedia clásica". El escenario, bajo la dirección de Guillermo Heras, consistía "en la reproducción de un viejo cine art-decó muy degradado, pero susceptible de transformarse en otros muchos ámbitos. Cada frase o versículo es como un pozo reflexivo y crítico de muy complejos fenómenos vivenciales, concentrado por la voluntad de hacer un poema recitable escénicamente, aunque no rimado".

Posteriormente, la obra volvería a ser llevada a las tablas de la mano de Ernesto Caballero y Ana Sala en uno de los talleres de interpretación textual organizado por la Real Escuela Superior de Arte Dramático.



© Fuera de Contexto, 2016.
© Libros del Innombrable, 2000.
© www.francisconieva.com




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6/11/16

Abierto hasta el amanecer...

Desde Fuera de Contexto nos sumamos a la celebración del vigésimo aniversario de From Dusk Till Dawn. Curiosamente, no es el trasfondo vampírico lo que más llama la atención de esta cinta dirigida por Robert Rodríguez sino todo el entramado que tiene lugar hasta la aparición de estos seres de ultratumba: desde el reparto, encabezado por George Clooney, hasta las interpretaciones de Harvey Keitel, Juliette Lewis y los cameos de Tom Savini o Lawrence Bender, entre otros, porque lo de Tarantino es directamente una intervención hilarante que dura todo el metraje.


Abierto hasta el amanecer lo tiene todo para convertirse en una road movie de culto cuyos vampiros se alejan de la estética decimonónica y decadente a la que nos tenían acostumbrados Lost Boys, Interview with the Vampire o el Drácula de Coppola, estrenada dos años antes. Pero, sin duda, lo mejor son las alucinaciones de Richie Gecko -interpretado por Tarantino-, sus salidas de tono, su histrionismo y, por ende, su candidatura a convertirse en un vampiro desquiciado, con el estandarte de liberación que todo el proceso conlleva.

La franquicia ha dado lugar a dos secuelas y una serie de televisión -con canal propio, El Rey-, de las que también hablaremos en futuras entradas y que, sin embargo, no han envejecido tan bien como su predecesora.



© Fuera de Contexto, 2016.