9/1/14

Hasta siempre, maestro

El pasado 29 de diciembre un cáncer ponía fin a la vida del compositor polaco Wojciech Kilar en su casa de Katowice. Conocido y recordado por todos gracias a sus composiciones cinematográficas, Kilar fue uno de los artistas con mayor reconocimiento en su país, si bien no sería hasta el año 1992 cuando la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores (ASCAP) le otorgó el premio a la mejor partitura por su Dracula en el film homónimo de Francis Ford Coppola.

Su música estuvo teñida de tintes neoclásicos, constructivistas y de vanguardia, siendo autor, además, de ballets y obras inspiradas en el folklore polaco y la música sacra. A finales de la década de los cincuenta, comenzó su incursión en el mundo del cine, trabajando para reputados directores como Andrzej Wajda, Krzysztof Kieslowski o Roman Polanski, y su impronta está presente en películas como La novena puerta (1994), La muerte y la doncella (2002) o La noche es nuestra (2007).